19 abril 2006

El timo anual

Cada año hacen su “agosto” aunque estemos en Septiembre. Nos sacan un dinero que yo, hasta el día de hoy, no entiendo. Si alguien me lo puede explicar, se lo agradeceria.

Cuando volvemos de nuestro merecido descanso estival, nos lanzamos a inscribirnos, hombres y mujeres, en las más variopintas actividades para afrontar el invierno. Los que hemos ganado unos kilitos elegimos fitness y los más alegres aerobic o pilates. Los más bailongos, de cabeza a bailes de salón y los más exóticos a danza del vientre. Si somos mañosos podemos hacer algo más relajado, trabajos manuales, punto de cruz, dibujo, óleo incluso acuarelas. También somo muchos los que necesitamos mejorar nuestra formación, en este caso los cursos de informática se llevan la palma, muy seguidos de los de Inglés. Los melómanos, al llegar estas fechas, podemos empezar a cumplir uno de nuestros grandes deseos, llegar a interpretar nuestra canción favorita con ese instrumento que nos cautiva.

En todas estas actividades nos solicitan una “matrícula”, más o menos como si estuviesemos en la complutense. En el caso de las universidades, está completemente justificado que se cobre una matrícula, pues está claro en concepto de que se paga. A lo largo del curso no pagamos cuotas mensuales y cuando hemos recibido las clases, tenemos derecho a un examen.

Si embargo, en las actividades que enumero en el primer párrafo, y en otras muchísimas más que me he dejado en el tintero, nos cobran un dinero en la inscripción por un importe, en muchos casos, superior a la mensualidad que, si bien responde al concepto de “matrícula”, en la realidad no se materializa en nada. Yo creo que esto es un timo, pues nos cobran un dinero y a cambio de ese dinero no recibimos nada, ya que la formación que estoy recibiendo, la estoy pagando mensualmente por adelantado.

La cosa puede ir más allá, una vez pagada la matricula y el primer més, comenzamos nuestro curso y en la primera clase descubrimos que no se nos ofrece lo que se nos prometió, bien porque el material es insuficiente, bien porque el nivel de dificultad del curso no se adapta a nuestras espectativas o no es el que se especificó al realizar la matricula. En el caso de que no queramos perder nuestro tiempo habremos perdido nuestro dinero, lo que hace que continuemos con el curso perdiendo más dinero mensualmente y dificultando el aprendizaje del resto de la clase, con tal de “diluir” el dinero de la matricula.

El sistema está tan difundido, y en algunos casos la oferta es tán reducida, que de nada te sirve protestar. O pagas “la mordida” o te quedas con las ganas. Los consumidores tenemos tan asumido el pago, que lo hacemos sin rechistar, sin darnos cuenta que estamos pagando algo que no recibimos.

¿Hay alguna ley que respalde esta práctica? ¿Podemos reclamar que no se nos cobre lo que no recibimos? ¿Alguna asociación de consumidores se hará eco de este hecho ? ¿Nos informará a los consumidores para que no asumamos esta práctica como normal?.